El viñedo se cultiva desde los 150 hasta los 1.500 metros de altitud. El nivel que va desde los 400 hasta los 800 m, cuenta con terrenos volcánicos muy porosos y de elevada higroscopicidad, capaces de absorber el agua de la humedad del ambiente. En el nivel que va desde el límite de las medianías hasta los 1.500 m, la viña se asienta sobre terrenos arcillosos de oscura coloración y alta fertilidad. Al existir esta diferencia de altitud, se favorece la diversidad de vinos y con ello la diversidad cromática y aromática. La orientación de los terrenos así coma el alto nivel de insolación caracterizan nuestros vinos y su frescura y fructuosidad.
En las zonas de medianías y bajas el viñedo se dispone en los bordes de las huertas, y en la mayoría de los casos se asocia con el cultivo de papas y otras hortalizas. Las plantas se conducen sobre parrales de renovación anual a base de horquetas y varas cuya instalación en los meses de junio y julio constituye una de las tareas más laboriosas de este cultivo. En las zonas altas estos parrales ocupan toda la superficie del terreno
Con este sistema se busca disminuir los costes de cultivo y facilitar la mecanización. Algunas plantaciones de la Comarca se han transformado de viña tradicional a espaldera, aprovechando las subvenciones de reestructuración y reconversión del viñedo incluidas en la OCM del Vino. El sistema más común es el de “cordón doble”.